Encender una cerilla y esperar que se consuma, escuchando en el silencio el crujir de la llama y el fino listón de madera.
Mirar a derecha e izquierda en los semáforos, descubriendo a conductores con mirada hastiada, mujeres a las que robar una sonrisa, y niños a los que sacar la lengua para que, avergonzados, dejen de observarte.
Escuchar llover arropado en la cama, sin que el despertador tenga nada que decir en tu abrazo con otra persona.
Conducir bruscamente con música dance por la calles de la ciudad.
Saciar el hambre con chocolate.
Escuchar que una persona a la que respetas y en la que confías dice que te admira.
Reír.
Llegar a un hotel cansado, muy tarde, sin vistas a madrugar, llenar la bañera de agua muy caliente, y sumergirte dentro, en silencio.
Descubrir el sabor de una boca, de un pezón, de un cuello, de unas manos, de unos muslos.
Ganar.
Regocijarse en la melancolía del recuerdo mientras el sol se pone y no hay brazos que te arropen para recibir la noche.
Caminar hacia cualquier sitio con la mente ocupada en cosas de poca importancia y cruzarse con el andar pausado de un gato callejero, que mira la vida desde ojos a los que envidiar.
Dejarse llevar por la música y saltar, gritando bien fuerte, entre cientos de personas: ...dónde están los besos que te debo...
Conversar con un amigo, embriagados por el alcohol.
Sentir cómo la luna asoma poco a poco en el horizonte mientra el ruido del mar atrona tus oídos.
Gritar, muy fuerte, hasta que la voz no dé más de sí.
Sentir que alguien te comprende, de verdad.
Conocer gente tan diferente como para aprender que los puntos de vista que componen una línea son infinitos.
Viajar.
Sonreír a causa de una idea que lees en un párrafo del libro que te ocupa mientra el agua golpea fuerte los cristales de la ventana a causa del viento que azota fuera de casa.
Abrazar, y ser abrazo, de forma sincera, expresando en el gesto miles de palabras y sentimientos.
Sentir el infinito espacio tiempo ante los puntos de luz que llegan desde las estrellas en una noche oscura.
Estornudar sin reparos protocolarios.
Comprobar que las casualidades de la vida te conducen a lo que buscabas y te hacen dudar de si el destino está o no escrito.
...
miércoles, 20 de marzo de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario