Insomnio, despierta en esta habitación prefabricada sin esmero. Atosigo al reloj, esperando un momento que no llega.
Rabia, espiral sangrienta que va arrancando trozos de mí a su paso. Siento deseos de los que me avergüenzo al encender la luz...y sin embargo, reinciden. Atrapada en una ambición resucitada de los años en que Bécquer llamaba erial a mi vida.
Vivo en una resaca de emociones, mi felicidad está tan baja como la economía del país y el placer sólo está en fotos colgadas de la pared.
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