Vamos a ser la generación con los mayores conocimientos macroeconómicos de la historia. Los españolitos ya hablamos como economistas en potencia. Cuando hace algunos años alguien dejaba escapar algún comentario sobre el IPC le mirábamos algo desconfiadamente. Hoy, sin embargo, en cualquier esquina es fácil encontrar una tertulia sobre la evolución del IBEX o el Dow Jones.
Uno echa de menos, y lo que voy a decir es políticamente incorrecto, abrir un periódico y encontrar algún que otro asesinato, accidente en carretera, atentado o sucesos varios. Incluso se llega a echar de menos el típico caso de corrupción urbanística. No, todo esto acabó para nosotros, ya nadie muere de forma violenta. La noticia está en otro meollo. Lo que nos importa es el valor de la prima de riesgo, las elecciones griegas y las reuniones de un tal BCE.
Yo soy de los que creo que en historia todo es cíclico, a pesar de la impredecibilidad inmediata del ser humano, seguimos siendo animales predecibles a largo plazo. Todos estos guisos están labrando una sociedad que ya no tiene fe en el sistema (no es que yo antes la tuviera). Y cuando mucha gente a la vez pierde los pilares de sus creencias... y son gente donde ni la racionalidad ni la bondad priman... acaba explotando algo. Ya lo sabían los inventores de las grandes religiones.
Pero hoy... no creemos en la democracia, ni en dios, ni en la felicidad, ni en la familia, ni en la patria, ni en la ciencia, ni en el dinero, ni en los intelectuales, ni en la honradez, ni en el valor, ni en la ética. Algunos ilusos afortunados tienen la posibilidad de estar creyendo en el amor (divina creencia, quién fuera uno de ellos). Pero el resto... empiezan a notar picor en la nuca. Es el sin-sentido de la vida (sí, muchos creen que tiene sentido).
Y esta salsa a fuego lento, en los libros de historia, se llama preámbulo de revolución. ¿Será así? Quizá me equivoque. El fútbol sigue cimentando las vidas aburridas. Y el banco, tarde o temprano, volverá a conceder hipotecas.
Y esta salsa a fuego lento, en los libros de historia, se llama preámbulo de revolución. ¿Será así? Quizá me equivoque. El fútbol sigue cimentando las vidas aburridas. Y el banco, tarde o temprano, volverá a conceder hipotecas.
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