no quiero decir sí
no quiero dejar de tener cada día un ratito para mí, sólo para mí
-autogustoseo-
no quiero huir, no quiero elegir,
no quiero hacer lo que se supone que debo hacer
no quiero estar rodeada en el metro de personas que parecen infelices
no quiero hacer como que soy feliz
no quiero comprar más cosas inservibles
no quiero volver a sentirme así de fea
no quiero tretas, engaños, estratagemas a estas alturas
no quiero no poder hablar de tu amante
no quiero charlas hablando mucho de futuro y nada de sexo
no quiero vida matrimonial y sin embargo
echo mucho de menos algo de rutina y menos de soledad
no quiero renunciar a los sueños
no quiero pertenecer al sistema, al partido, a la ideología
no quiero dejar de volar y sentirme libre, aunque sea una ilusión
no quiero envidiar, aislarme, deprimirme y lamentarme
no quiero vivir tan rápido
no quiero tener miedos sembrados por la sociedad y la tele
-al menos permitidme tener los míos propios-
no quiero hacer terapia impostada
no quiero sentirme tan lejos de todos
ni tan distinta
ni tan rara
ni tan loca
martes, 17 de abril de 2012
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Quizá deberíamos volver a las comunas hippies, que también pasaban del sistema, aunque en realidad tenían su propio sistema. Esa idea de independencia, de darle valor sólo a unas pocas cosas, de hacer un poco lo que te de la gana, de no tener responsabilidades ni obligaciones, mola bastante. Podemos comportarnos como ellos, aunque no vistamos con ropajes extraños ni nos hagamos trenzas en el pelo ni consumamos drogas. No hay por qué flipar para poder seguir viviendo. No nos cuestionemos tanto.
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