martes, 29 de noviembre de 2011
¡La leche!
Publicado por
FOLIE
a las
19:05
Soy atea, apátrida y medio amnésica.
Hoy la mujer-fado me comenta que escuchó decir que la envidia es el deporte nacional español y que allí en su país tenemos fama de orgullosos.
Ayer dije: puedo hacer una tesis sobre el nacionalismo catalán.
Juego a aprender este idioma que tanta connotación ha adquirido, y descubro joyas como la palabra "xiuxiuejar" que significa "susurrar" y que se dice arrastrando las consonantes de una manera preciosa.
Observo cual antropóloga las peculiaridades que tiene una sociedad que usa como cemento para cohesionar a sus miembros unos rasgos que considera identitarios de su cultura y un sentimiento de rechazo (y hasta odio) hacia lo que no se contempla como tal. Ideas encajonadas que rozan el paranoidismo, que sienten siempre una amenaza que se cierne sobre su supuesta fragilidad. Situaciones, lugares y hechos que, se supone, marcan una distancia rígida y definitoria entre lo que es catalán y lo que no.
Y supongo que es así como se construye cualquier sentimiento de pertenencia a una patria, nación, religión o partido político (en esto Nietzsche podría echarme un capote). Pero aquí está tan reconcentrado que me llama poderosamente la atención.
Y siempre se me viene la misma imagen: están ataditos de ideas, de conceptos. Mente limitada, dogmas, muros en los pensamientos más allá de los cuales no es lícito adentrarse y reflexionar.
Un grupo de música de las fiestas de un pueblo que grita "independencia, puta España" para que los paisanos se animen y les coreen las canciones. Una leche que se llama "llet nostra" ("leche nuestra") y cuya filosofía es remarcar que ha salido de las cooperativas catalanas, además de tener el escudo del Barça impreso en el tetrabrik. Emisoras de música que ponen canciones en catalán o inglés, nunca en castellano. La idea extendida (unas siete personas en dos meses, de distintos ámbitos, me lo han referido espontáneamente) de que son más cerrados pero son amigos de verdad, no como (en este caso los andaluces) que muy amigos al principio pero si hay un problema 'si te he visto no me acuerdo'.
...
Soy atea, apátrida y medio amnésica. Y vivo con la sensación de que si me faltaran alguna de estas tres condiciones, el mundo sería aún más hostil.
viernes, 25 de noviembre de 2011
Sin viento
Publicado por
nietzsche
a las
0:20
Quizás este post no sea más que un compendio de frases inconexas, pero bajo la misma sombra.
Cuando uno se desengaña encuentra que al final sólo nos mueve la presencia, la carne, la piel, los labios o el abrazo del otro. En el día a día.
Decía Carlos Chaouen que la Luna no puede ser el amor de todos.
En algún profundo gen de nuestro código fuente existe la orden prioritaria de escapar de la soledad con más insistencia incluso que de reproducirnos, quizá la primera no sea más que la antesala de la segunda.
Tanto el niño como el adulto juegan tontamente a lo mismo. La única distinción es que tras la adolescencia nos autoconvencemos de que nuestros juegos ya van en serio, para pensar que hay algo de coherencia en ellos.
Aristóteles hablaba de una cadena infinita de causas hasta llegar al motor inmóvil que todo puso en movimiento. Cuando me paro a tirar de la cuerda de mis causas, de mis porqués para justificar cada acción, en ocasiones, llego al extremo de la cuerda y no encuentro nada. No hay porqué, no hay sentido.
Schopenhauer ya comentaba que es difícil encontrar vientos favorables cuando no sabemos dónde nos dirigimos.
Cuando uno se desengaña encuentra que al final sólo nos mueve la presencia, la carne, la piel, los labios o el abrazo del otro. En el día a día.
Decía Carlos Chaouen que la Luna no puede ser el amor de todos.
En algún profundo gen de nuestro código fuente existe la orden prioritaria de escapar de la soledad con más insistencia incluso que de reproducirnos, quizá la primera no sea más que la antesala de la segunda.
Tanto el niño como el adulto juegan tontamente a lo mismo. La única distinción es que tras la adolescencia nos autoconvencemos de que nuestros juegos ya van en serio, para pensar que hay algo de coherencia en ellos.
Aristóteles hablaba de una cadena infinita de causas hasta llegar al motor inmóvil que todo puso en movimiento. Cuando me paro a tirar de la cuerda de mis causas, de mis porqués para justificar cada acción, en ocasiones, llego al extremo de la cuerda y no encuentro nada. No hay porqué, no hay sentido.
Schopenhauer ya comentaba que es difícil encontrar vientos favorables cuando no sabemos dónde nos dirigimos.
miércoles, 23 de noviembre de 2011
Fundamentos de Física
Publicado por
FOLIE
a las
17:38
Cada mañana, cuando te vas de mi lado, siento un frío que no se corresponde sólo a la disminución de la temperatura por la ausencia de tu cuerpo.
[La Entropía se concibe como una "medida del desorden" o la "peculiaridad de ciertas combinaciones". La Entropía puede ser considerada como una medida de la incertidumbre y de la información necesarias para, en cualquier proceso, poder acotar, reducir o eliminar la incertidumbre.]
Yo tiendo a aumentar la entropía en nuestro sistema, con mis miradas y mis temas tabúes. Me encanta la peculiaridad de la combinación tú y yo.
Sexo: nuestras pieles como elementos de una reacción química que siempre desprende calor. La Entalpía permite expresar la cantidad de calor puesto en juego durante una transformación isobárica (es decir, a presión constante) en un sistema termodinámico (teniendo en cuenta que todo objeto conocido puede ser entendido como un sistema termodinámico), transformación en el curso de la cual se puede recibir o aportar energía (por ejemplo la utilizada para un trabajo mecánico). En este sentido la entalpía es numéricamente igual al calor intercambiado con el ambiente exterior al sistema en cuestión.
Leo que científicos tratan de desbancar con los neutrinos la idea de que no hay nada que pueda desplazarse más rápido que la luz que postuló el amigo Eisntein. Me encanta saber que el pilar de la física moderna se llama relatividad.
Principio de incertidumbre: entender que sólo somos aproximaciones inexactas, no medibles, que no puedes conocer dónde estoy en cada momento. Al principio era todo más claro, tú eras tal, yo cual... después todo determinismo se fue al carajo, lo que era relativo pasó a ser incierto y con ello estallaron las brújulas, los astrolabios y las cartas náuticas.
[impregnar.
(Del lat. impraegnare, preñar).
1. tr. Hacer que penetren las partículas de un cuerpo en las de otro, fijándose por afinidades mecánicas o fisicoquímicas.]
Impregnarte, preñarte, penetrarte, fijarte a mi...
Este ensayo y error a un tiempo de mi poesía-científica ha sido una feliz ocurrencia de que quizás si apelo a postulados objetivos no le dará miedo asomarse dentro de mi carne y gritar en mis profundidades cualquier barbaridad que me haga estremecer en los próximos siete meses.
[La Entropía se concibe como una "medida del desorden" o la "peculiaridad de ciertas combinaciones". La Entropía puede ser considerada como una medida de la incertidumbre y de la información necesarias para, en cualquier proceso, poder acotar, reducir o eliminar la incertidumbre.]
Yo tiendo a aumentar la entropía en nuestro sistema, con mis miradas y mis temas tabúes. Me encanta la peculiaridad de la combinación tú y yo.
Sexo: nuestras pieles como elementos de una reacción química que siempre desprende calor. La Entalpía permite expresar la cantidad de calor puesto en juego durante una transformación isobárica (es decir, a presión constante) en un sistema termodinámico (teniendo en cuenta que todo objeto conocido puede ser entendido como un sistema termodinámico), transformación en el curso de la cual se puede recibir o aportar energía (por ejemplo la utilizada para un trabajo mecánico). En este sentido la entalpía es numéricamente igual al calor intercambiado con el ambiente exterior al sistema en cuestión.
Leo que científicos tratan de desbancar con los neutrinos la idea de que no hay nada que pueda desplazarse más rápido que la luz que postuló el amigo Eisntein. Me encanta saber que el pilar de la física moderna se llama relatividad.
Principio de incertidumbre: entender que sólo somos aproximaciones inexactas, no medibles, que no puedes conocer dónde estoy en cada momento. Al principio era todo más claro, tú eras tal, yo cual... después todo determinismo se fue al carajo, lo que era relativo pasó a ser incierto y con ello estallaron las brújulas, los astrolabios y las cartas náuticas.
[impregnar.
(Del lat. impraegnare, preñar).
1. tr. Hacer que penetren las partículas de un cuerpo en las de otro, fijándose por afinidades mecánicas o fisicoquímicas.]
Impregnarte, preñarte, penetrarte, fijarte a mi...
Este ensayo y error a un tiempo de mi poesía-científica ha sido una feliz ocurrencia de que quizás si apelo a postulados objetivos no le dará miedo asomarse dentro de mi carne y gritar en mis profundidades cualquier barbaridad que me haga estremecer en los próximos siete meses.
miércoles, 16 de noviembre de 2011
No te explicas
Publicado por
FOLIE
a las
14:01
no te explicas mi animadversión a las fotografías
esas canallas que petrifican mis gestos y los invalidan
reduciéndome a un instante que no me abarca
ni me significa
no te explicas que no quiera posar
ser la musa que todas querrían ser
para que colorees sin salirte de mis curvas
y me cuelgues después como otro triunfo ahorcado más
no te explicas que me dé la licencia de representarme
en brujas lascivas que se comen
,entre musgo y leche materna,
unas a otras, como yo me he comido
(hay tantas respuestas...)
"Aquelarre", pintado por Folie en agosto de 2011. Foto tomada por Nietzsche, de la pared de su casa.
esas canallas que petrifican mis gestos y los invalidan
reduciéndome a un instante que no me abarca
ni me significa
no te explicas que no quiera posar
ser la musa que todas querrían ser
para que colorees sin salirte de mis curvas
y me cuelgues después como otro triunfo ahorcado más
no te explicas que me dé la licencia de representarme
en brujas lascivas que se comen
,entre musgo y leche materna,
unas a otras, como yo me he comido
(hay tantas respuestas...)
"Aquelarre", pintado por Folie en agosto de 2011. Foto tomada por Nietzsche, de la pared de su casa.
martes, 15 de noviembre de 2011
Tarde
Publicado por
FOLIE
a las
18:14
llueve, está oscuro antes de anochecer a horas impropias
todo se atasca, se humedece, se reblandecen las farolas y las luces
todo va a cámara lenta por una rodilla mal doblada
que arde
qué distinto se ve el mundo desde una rótula enferma
que impide correr y me hace bajar las escaleras de escalón en escalón
escucho conversaciones en dos lenguas
entrelazadas que no llegan a besarse
por prejuicios de ambas.
política-nacionalismo-anacronismo
me compro un libro de poesía
y "El Principito" para mi sobrina que cumplirá cuatro años
y se me vienen a la cabeza todos los comentarios
que te he escuchado
todas las fotos que he visto a escondidas
donde su cara me muestra la tuya amorosa detrás del objetivo
y odio reconocerme celosa
de pasados y futuros
sé de las ganas de castigarte
sadismo encubierto
con mi dolor de rodilla
humillarte porque no soy insustituible
porque te aprendes mis palabras y me las repites
como si fueran nuevas y auténticas
se oyen las bocinas de los coches atragantados
antes de que llegues
yo vomito lo que no se puede sentir
me miro al espejo
me limpio los restos de recuerdos odiosos
y te espero sentada en el sofá
tranquila y sonriente
no vayas a creer que soy
una loca de ésas.
domingo, 13 de noviembre de 2011
Tarjeta de embarque
Publicado por
nietzsche
a las
18:30
Decía Unamuno que se viaja no en busca de un destino sino para huir de donde se parte. Y bien saben algunas que viajar es buen remedio temporal para perder de vista el sin-sentido. Al fin y al cabo, cuando se vive no se piensa.
El buen viajero va escalando niveles. Desde su primer pie en el extranjero hasta la pérdida completa de toda patria y bandera. El viernes sentí subir un escalón en esta carrera por perderse entre los mapas. En mi retorno, cuando tomas el último taxi a casa, cuando la atención se centra en las aceras de las calles que el coche recorre, cuando la radio escupe rumba en lugar de ritmos exóticos... aquello comenzaba a ser algo cotidiano.
Ya no sentía la emoción del regreso cargado de respuestas para las preguntas de amigos y familiares. No. Deseaba amanecer en mi propia cama, tomar mi ducha caliente y degustar mi comida. Pero por dentro, algo en mí echaba de menos estar ahí fuera, sentarme en otro incómodo Airbus cualquiera, mirar por la ventanilla y sentir que el ser humano está loco cuando el avión, aún elevándose, gira cambiando el rumbo, y crees caer en el seno de cualquier ciudad a tus pies.
Y lo diferente no es más que el ángulo de enfoque queda irremediablemente ampliado tras hacer escala en más de un continente. No puedo olvidar las colas de personas que cada día abarrotan los bancos de Quito cuando mi paciencia se queja porque un cajero automático está aún por imprimir mi recibo. Ni las horas que perdí buscando papeleras en las calles de otra Europa hasta que aprendí a guardar mi basura en el bolsillo. Ni lo grande y extraño que me parecía el mundo cuando aceras repletas de hombres arrodillados rezaban al grito en voz de la torre de una mezquita cualquiera en las calles de El Cairo.
Y ahora más que nunca nos veo, a nosotros humanos, como millones de hormigas repartidas, jugando al monopoly para matar el aburrimiento, disfrazando de elevados nuestros instintos sexuales, e inventando religiones para calmar nuestros miedos.
Su pasaporte, por favor.
El buen viajero va escalando niveles. Desde su primer pie en el extranjero hasta la pérdida completa de toda patria y bandera. El viernes sentí subir un escalón en esta carrera por perderse entre los mapas. En mi retorno, cuando tomas el último taxi a casa, cuando la atención se centra en las aceras de las calles que el coche recorre, cuando la radio escupe rumba en lugar de ritmos exóticos... aquello comenzaba a ser algo cotidiano.
Ya no sentía la emoción del regreso cargado de respuestas para las preguntas de amigos y familiares. No. Deseaba amanecer en mi propia cama, tomar mi ducha caliente y degustar mi comida. Pero por dentro, algo en mí echaba de menos estar ahí fuera, sentarme en otro incómodo Airbus cualquiera, mirar por la ventanilla y sentir que el ser humano está loco cuando el avión, aún elevándose, gira cambiando el rumbo, y crees caer en el seno de cualquier ciudad a tus pies.
Y lo diferente no es más que el ángulo de enfoque queda irremediablemente ampliado tras hacer escala en más de un continente. No puedo olvidar las colas de personas que cada día abarrotan los bancos de Quito cuando mi paciencia se queja porque un cajero automático está aún por imprimir mi recibo. Ni las horas que perdí buscando papeleras en las calles de otra Europa hasta que aprendí a guardar mi basura en el bolsillo. Ni lo grande y extraño que me parecía el mundo cuando aceras repletas de hombres arrodillados rezaban al grito en voz de la torre de una mezquita cualquiera en las calles de El Cairo.
Y ahora más que nunca nos veo, a nosotros humanos, como millones de hormigas repartidas, jugando al monopoly para matar el aburrimiento, disfrazando de elevados nuestros instintos sexuales, e inventando religiones para calmar nuestros miedos.
Su pasaporte, por favor.
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