Pasado el tiempo, tarde o temprano, verás de nuevo la misma luz. La misma, pero a lo lejos, dilatando otras pupilas y siendo admirada por otros ojos. Muecas extrañas se dibujan en tu cara. La contracción de músculos intentando expresar un sentimiento desconocido, que no es tristeza ni es alegría.
Como no sabes lo que es, agachas la mirada y caminas observando al suelo, oscuro y cabizbajo.
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