domingo, 30 de enero de 2011

Cuánto deseas vivir

Cuando observas a los humanos en sus vidas, su relación con la felicidad y con lo que le rodea, su nivel de satisfacción, te das cuenta de que podrías hacer dos grupos diferenciados: los que desean vivir hasta exprimirlo todo y a costa de casi todo, y los que prefieren subsistir en una cómoda situación. Esto mismo es lo que muchos han llamado la elección entre preferir el riesgo del placer (y viceversa) o la ausencia del dolor (y viceversa).

Y es difícil elegir. Porque, en principio, como seres conscientes de nuestra fugacidad, buscaremos el jugo de cada una de las frutas que podamos llevarnos a la boca. Sin embargo, vivimos en una sociedad que nos encarrila hacia una vida más estable y fácil para todos. Y no hay que olvidar que acumulamos muchos miedos... a la muerte, a la soledad, al dolor.

Y al final ni unos ni otros acaban del todo contentos. Los que eligen vivir cómodos, conformándose con una vida sencilla y feliz, entendiendo por felicidad la que nuestros padres nos enseñaron, lo serán. Pero tarde o temprano, ese humano que quiere más te recordará al oído que podrías haber tenido una vida mucho más viva. Por suerte, o desgracia, ese humano a unos les grita más fuerte que a otros.

La otra opción, los que eligen el camino del inconformismo, de buscar más, de llenar su biografía de páginas diferentes entre sí con historias placenteras e interesantes, quizá sean cazados por la desidia en algún momento y se acomoden en una situación estable olvidando sus aspiraciones. Suele pasar cuando se cae en el amor, en la paternidad o en la madurez biológica. Y cuando te des cuenta, a veces tarde, te sentirás autotraicionado. Eso sin contar con los golpes que recibe todo el que camina por otra senda.

Por último, los que siempre son fieles a su desear más, poco a poco, aparte de esquivar esos golpes y de lamer las grietas de su soledad, van notando que el mundo es demasiado grande para una sola vida. Y que cada vez cuesta más llegar al orgasmo, porque se agotan las fuentes de la novedad y las pieles vírgenes que comer. Y aunque no se acaben, el humano tiene tanta sed que no hay mundo para saciarle.




Sequencia de la película de Emily Young basada en el libro de Paulo Coelho

3 comentarios:

  1. Schopenhauer decía que la vida es sufrimiento, un péndulo entre el dolor y el aburrimiento.

    Yo prefiero decir que es un péndulo entre deseo y aburrimiento: deseamos una cosa, la alcanzamos, y tras un tiempo de estabilidad el péndulo vuelve a inclinarse al aburrimiento, desde donde nos aparecerá un deseo que nos lleve de nuevo al otro lado. Y asi hasta el infinito.

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  2. Sin duda somos carne de deseo, libertad vendida buscando el orgasmo de conseguir lo que apuntamos en el objetivo. Los publicistas saben bien explotar esta debilidad, y el aburrimiento que tras el triunfo se nos viene encima. El consumismo está fundado en esto.
    Pero estoy convencido, o quiero estarlo, de que hay vida más allá de ese péndulo.

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  3. Es una tragica vision de la vida. Yo conozco a gente que nunca se ha aburrido, que nunca se cansa de lo que hace, de estar con quien estan. A lo mejor el problema se encuentra en nosotros mismos, en nuestra forma de ver las cosas. Creo que unas veces nos acomodamos y otras buscamos cambios, no hay una unica senda que seguir.Me gustaria ser mas vital.

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