Dicen que gran parte de lo que se cuece en nuestra vida es fruto de una lucha entre nuestra parte más instintiva y aquello que hemos venido a llamar cultura. Que la sociedad intenta caminar con un mapa de donde no hay caminos. Se han inventado, se han superpuesto. Y de esta mezcla surge la sal de la vida, los problemas y las maravillas, el placer-dolor, el amor-sexo, la amistad-ego, la bondad-crueldad...
Y a veces están tan separadas nuestras dos mitades, tan alejadas... Y uno se queda viviendo en el mundo construido desde años atrás por sus antepasados, con siete días a la semana, ocho horas de sueño, una época para jugar, otra para estudiar, otra para trabajar, las necesidades básicas de una casa equipada, la eterna búsqueda de una pareja... Sabiendo que más abajo sólo hay días, unos iguales a otros, dormir y despertar, tiempo de vida sin épocas marcadas más allá de los cambios sexuales y los instintos para esparcir genes... Pero a pesar de esta distancia, siempre hay hilos que comunican, ventanas por donde asomarse desde la artificialidad hasta lo más salvaje. Muchas...
Me he tropezado con uno de estos puentes en un atasco mientras llovía. Y he recordado el porqué me llamaba la atención de pequeño que al llegar el invierno, esa misma noche, hubiera que echar una manta de más en la cama. Algo tan mágico como las estaciones... tan culturalmente artificial como esa división del año, es, a la vez, la señal de que viajamos a unos 30 kilómetros por segundo. Nadie inventó la primavera, ni el otoño... ya existían.
Hoy es. Hoy llueve. Hoy el cielo está completamente gris, y el aire sopla algo más frío. Huele a hogar, a manta, a abrazos, a oscuro, a libro, a familia, a nublado, a tierra mojada, a paseo silencioso, a manos frías, a conversaciones desprendiendo vaho. Huele a melancolía.
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La lluvia en Sevilla es una maravilla???
ResponderEliminarTengo la sensación de tirar siempre de tópicos en mis comentarios.
Hoy en tu otoño, mis mitades luchan a muerte.
Mañana, "hoy" será un recuerdo y yo me lameré las heridas de ambos lados.
CUANDO CONOCÍ OTOÑO SOLO SENTÍ MI TIERRITA FAQUITA, Y ME QUERIDA MONTAÑA
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