En este fragmento tan peculiar de la película de mi vida que ahora estoy rodando, me imagino a mí misma como un ojo panorámico y un millar de duendecillos detrás analizando, imparables, lo que registro del exterior.
Dar y recibir. Está clara la condena social a los que no dan y sólo acuden para recibir.
Pero yo ahora miro a los que lo dan todo, los abnegados, que no piden nada a cambio.
[Hay quienes se rompen en un momento determinado y acaban exigiendo (no explícitamente) de los demás recibir algo para rellenar ese pozo tan vacío que les quedó después de darlo todo].
Pero hay otros que se mantienen, agrietados pero firmes, dando por el placer o necesidad de dar. Suelen llamar a la conmiseración cuando se quejan de su suerte. La gente reconoce su generosidad y los defiende. Yo, sin embargo, desconfío de aquéllos que rebasan la norma cultural de "ama a tu prójimo como a ti mismo" (¡¡no más que a ti!!). Creo que bajo ese papel de entrega se esconde la culpa.
Recuerdo que de pequeña contaron en mi casa que un tipo le había regalado un visón a su mujer una semana antes de anunciarle que se marchaba de casa para vivir con otra mujer.
Culpables: de querer cosas, de pensar en exigirlas cuando, en el fondo, no se sienten merecedoras de ellas (por supuesto porque la estima a uno mismo está tocadita...) Penitencia: vaciarse, quedarse sin nada de lo que, al fin y al cabo, no se le daba valor. El perdón: esperar a que los demás vean tal disposición y obtener el deseado aprecio (que no logra rellenar el hueco de nuestro corazón asignado al amor propio y que sólo éste puede ocupar)
Herederos de esta sociedad empapada de las teorías religiosas, observo cómo nos es más fácil defender al débil, aun cuando sea él el que haya elegido y aprovechado la debilidad.
Ay, aún no soy capaz de exponer nada de manera coherente... pero la cámara sigue rodando, iré desentrañando todo esto, fotograma a fotograma...
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Muy de Nietzsche (del auténtico) esta idea. La cultura de los afligidos que sufren la vida como una enfermedad y sólo buscan la compasión por ser culpables de vivir...
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