sábado, 18 de septiembre de 2010

Dogma

El sentimiento espiritual ha acompañado al ser humano desde sus inicios. Las investigaciones antropológicas nos indican que la religión nace el día en el que muere por primera vez un ser querido. Actualmente, quien busque refugio en este sentido puede optar por el estudio filosófico o por el amplísimo catálogo de religiones que pueblan el mundo. Supongo que el número de aficionados a la filosofía es tan corto como el de auténticos fieles religiosos, igual que el de aquellos que tienen los temas más allá de lo sensible por sus favoritos.

A esta hora en Londres, unas 15000 personas se manifiestan en contra de la financiación de la visita del responsable último del gobierno univeral de la Iglesia Católica Apostólica Romana, más conocido como papa, con las arcas públicas. Al mismo tiempo, aquí, en Sevilla, otros tantos humanos acompañaban al paso de la Macarena de vuelta a su basílica después de estar presente en la beatificación de una monja.

Claro que Londres no es Sevilla. Ni el cosmopolitismo de la macro-urbe es el tradicionalismo andaluz. Pero además, en el siglo XVI, los regentes de los territorios ingleses y españoles, por motivos políticos, partículares, económicos y otros de ésta índole, decidieron distanciarse en temas religiosos. De ahí el nacimiento de la Iglesia Anglicana, y el cierre de filas del más puro catolicismo. Después Inglaterra acabó siendo el Reino Unido, donde la confesión anglicana se sumó a las demás protestantes, a la católica y a las que vinieron de fuera. Y ya en el 2007, casi la mitad de los britanicos decían no pertenecer a religión alguna. Aquí en la península, fuimos más a remolque, y el catecismo era libro de escuela hasta hace poco.

Todo esto es sólo una pregunta (como tantas otras) que me surge cuando me acerco a la historia. Y me pregunto si tan moldeable y borrego es el ser humano como para no darse cuenta que la religión a la que pertenece no es fruto de su elección, sino de dónde ha nacido, y, por tanto, de múltiples guerras, intereses particulares y disputas políticas a lo largo de los años. Y me pregunto si cualquiera de los que se hacen llamar católicos, anglicanos, protestantes u ortodoxos sabría decirme qué distingue su credo del de los demás. Y cuando la respuesta son balidos, ya veo en qué naturaleza humana se fundamentan quienes mueven a la masa para subvencionar al Real Madrid, para llorar por una bandera y un himno, para matar por un dios. Ya veo cómo la palabra dogma tristemente no es un chiste más que a mis oidos.

¿Dónde está la personalidad, la coherencia, la libertad, la responsabilidad individual, la inquietud intelectual...?

3 comentarios:

  1. La chica dura del metal19 de septiembre de 2010, 10:36

    Algunos nos damos cuenta,de que no basta con no estar de acuerdo con la religión,y damos la opción a los que tienen el futuro en sus manos,nuestros hijos,de poder elegir por ellos mismos.
    Compramos libros que les hagan reflexionar,intentamos que puedan tener acceso a tantas opiniones diferentes como nos sea posible,que aprendan a pensar libremente,por que es lo poco que está en nuestras manos hacer por ellos.
    Ojalá puedan vivir en una sociedad más plural,más tolerante y mas pragmática...

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  2. la chica dura del metal20 de septiembre de 2010, 12:16

    Me recomendaron este blog.Me alegro.
    Cuanto más leo, más me gusta.
    Encantada de conocerte Nietzsche

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  3. Encantado de conocerte a ti también, chica-dura. Muchas gracias por tus comentarios, por tus palabras. Espero que sigamos compartiendo visiones, que nos sigas acompañando.

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