Creo en las narices de payaso,
en los tejados rojos de las casas,
y en las sonrisas de media luna.
en los tejados rojos de las casas,
y en las sonrisas de media luna.
Creo en las espirales de alegría desenfrenada,
en el dolor que queda después del placer,
y en las brujas madrinas de las princesas.
Creo en los razonamientos de la filosofía abeliana,
en la píldora roja para ver el mundo real,
y en no comer para ahorrar tiempo.
Creo en el término medio,
en los excesos y los defectos,
creo en un “te quiero” a tiempo,
....
pero sobre todo,
creo en mí.
creo en mí.
Bonito credo. En la última película de Amenábar sobre Hipatia, la gran filósofa y matemática fue interrogada sobre sus creencias. Yo creo en la filosofía, respondió. Como estudiante de este arte me pregunté si contestaría yo lo mismo. Me gustó más tu final: creo en mí.
ResponderEliminarCuando leo u oigo eso de la confianza en uno mismo, me digo: qué suerte.
ResponderEliminarEs como cuando oigo o leo eso de "No me arrepiento de nada de lo que he hecho".
Supongo que los que lo decís, tenéis motivos para ello. Y yo me alegro.
También comparto tu creencia en la nariz de payaso. Tengo mucha fe en ellas, casi tanta como en el rojo.
Un gusto pasarse por aquí, como siempre.
Si tuviésemos un creedómetro para medir fielmente la autoconfianza nos llevaríamos grandes sorpresas. Al final, sólo somos humanos disimulando mejor o peor la inseguridad.
ResponderEliminarMe quedo con la brujita que anima a la princesa a usar el vestido de paracaídas para tirarse de la torre y, desnuda, ir a buscar al príncipe a proponerle indecencias.
Estoy de acuerdo con lo de "No me arrepiento de nada". Mirando atrás siempre se podría haber mejorado todo.
ResponderEliminarY creer en ti... bueno, después de no creer en nada, lo primero que queda, lo primero que agarrarse es a ese/esa que está siempre contigo.
¿Aun sabiendo que tiene taras y es falible?
ResponderEliminarAún así. No se trata de creer incondicionalmente. Ni creer en la perfección. Sólo saber que al final, solo quedas tú, con defectos y virtudes. Con lo horrible del ser humano. Con lo genial del ser humano.
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