...cuántas veces nos quitas la pena, como tantas es amargo tu sabor...
Sí, quizás yo sea un alma errante de Bogart...
En noches de alcohol y música bajo las estrellas, en las terrazas y chiringos montados a lo largo de ferias pueblerinas o lujosos locales urbanos, uno se puede perder con la mirada... Observar, como gato sentado en el tejado, aquellos detalles ocultos en la masa de movimientos al son de cualquier música que dicen bailar, entre gritos y frases ya muy dichas, entre mujeres dedicadas al gustar y hombres al beber, entre gente cansada de estar por estar.
Observar las parejas que discuten. Y las que se besan.
Me gustan las miradas perdidas de mujeres que piensan que deben cambiar de vida, aburridas del novio que ríe a su lado. Las de hombres buscando en el fondo del vaso arrecifes de coral.
Me llaman los vestidos serigrafiados con curvas peligrosas.
Deseo dormir contigo, besarte los tobillos, recorrer con mi lengua tus gemelos y morder tus muslos.
Me satisface ver quien sonríe sinceramente, quien en ese momento, esa noche, es feliz.
Envidio a esos que cogidos de la mano toman camino de casa, que no vuelven solos, que combaten el frío sin necesidad de abrigo.
Celebro el instante en el que suena esa canción que te trae recuerdos de otro tiempo, de otros años.
Siento el placer de caminar sin compañía entre esa multitud, o fuera de ella, pensando en esto, deseando aquello...
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Hay un instante que a mí me gusta especialmente. Es aquél que tiene lugar cuando se produce una conexión, del tipo que sea.
ResponderEliminarSiempre he creído en la magia aunque también siempre me he esforzado por descubrir los trucos.
Siempre paso buenos instantes leyéndote
Curioso cómo la masa se constituye de individualidades, cómo cada una de esas mujeres se cree única (ataviada con su vestido, rezando para que no se repita), cómo esos hombres son el más ingenioso, atrevido, borracho, valiente o gallito de su grupo... No estamos tan fuera del teatro como pensamos...
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