Vivimos condensando horas en palabras.
Quedo con cualquier amig@, un café. Hace tiempo que no nos vemos, somos demasiados, tenemos demasiadas cosas que hacer. Me sintetiza su vida, sus últimas experiencias. Doy pinceladas acerca del tema principal de mi existencia en este momento, empaqueto un momento importantísimo en tres minutos de conversación.
El presente es más virtual que nunca, es tan efímero que nos convertimos en magos de evocar el pasado.
Alguien me dijo que estaba cansada de los resúmenes que nos hacemos periódicamente, en vez de compartir el ahora efervescente de vida.
Resumimos el día de trabajo al llegar a casa, ante el disparo de un ¿qué tal?
Resumimos las vacaciones en nuestras fotos de caritas impostadas
Resumimos nuestros conflictos adultos con dos o tres traumas y dificultades infantiles
Conocemos a alguien nuevo, un amante, una amiga, un compañero de trabajo con el que se sintoniza. Para mostrarnos y demostrarnos escogemos párrafos de la historia de nuestra vida y los relatamos someramente; condensamos años enteros en varias anécdotas; enumeramos ciudades pisadas, labios mordidos, trabajos malogrados.
No nos cabe en la memoria cada minuto vivido.
Tengo la sensación cruel de estar perdiéndome demasiado ésta mi vida.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario