lunes, 22 de marzo de 2010

La muerte de Sócrates

Últimamente sólo vengo refiriendo en estas páginas recuerdos a la muerte de algún gigante. Y no es mi intención el "monotematizar" mis intervenciones. Pero sin buscarlo, de frente se me ofreció de nuevo este cuadro. Y me fijé mejor en sus detalles:


La muerte de Sócrate. Jacques-Louis David. 1787

En el centro, Sócrates dispuesto a tomar la cicuta que le dará muerte aceptando así la condena que le han impuesto. Su discípulo, con la mano en el muslo del maestro, intenta persuadirlo para que no lo haga. El verdugo le acerca la copa de muerte avergonzado de sí mismo o de su especie. Platón, a los pies de la cama, absorto y perdido. Todos los demás se reparten entre la desesperación, la impotencia y la rabia.

Dicen que podría ser el padre de la filosofía (si es que ésta pudiera tener padre o madre). El oráculo lo calificó como el hombre más sabio de la Tierra. Quienes lo conocían, simplemente, lo consideraban la persona más inteligente y más justa que habían encontrado.

Fue condenado a muerte a sus 70 años. Quizás la condena más improcedente de la historia. Si hubiese hecho uso de sus amistades, podría haber evitado el crimen. Pero decidió aceptarla. Injusticia apropiada para quien tanto luchó en sentido contrario...

La vida tiene esas cosas. Los polos se acaban entrelazando, y nada es como debiera de ser. El final simpre nos deja sabor a melancolía, media triste sonrisa mal dibujada, y una mirada que va acumulando años y derrotas. Mas nunca se sabe... Qué es derrota, o qué es victoria.

En el diálogo en el que Platón describe el juicio, Sócrates termina diciendo: "Es hora de irse, yo para morir, y vosotros para vivir. Quién de nosotros va a una mejor suerte, nadie lo sabe, sólo los dioses lo saben"

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