Tengo un hogar en cada rincón de mi cuerpo, desde el ombligo al pliegue de la axila.
Cualquier recoveco es bueno para cometer locuras.
El azar va jugando con nosotros, acercándonos y deshilachándonos a su antojo, formando una madeja de comunicaciones y miradas por la que se mueven los impulsos eléctricos de la vida. Sólo hay que estar abiertos a que el dónde sea cualquier parte. En la palabra dónde caben todos las pulgadas del planeta, todas las estructuras de cemento, todos los milímetros de piel.
Hay personas en el mundo que sabemos que, por grande y ancho que éste sea, no las vamos a perder.
Jugar al escondite.
(Risa traviesa)
Perderse por vericuetos intransitables, olvidando el dónde por propia voluntad, desterrando constelaciones aprendidas, rasgando mapas de orientaciones y premisas ancestrales.
Cerrar los ojos. Dar vueltas. Saborear el mareo. Y tocar al otro, con el erotismo de la Gallinita Ciega.
(jadeos)
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