Cuando hace años leí este magnífico libro de Kundera descubrí que Sabina era un nombre de mujer, a parte del apellido de Joaquín. Me gustó tanto que decidí que era buen nombre para una hija, si la tuviera algún día, cosa que no creo hacer.Ser mujer era para Sabina un sino que no había elegido. Aquello que no ha sido elegido por nosotros no podemos considerarlo ni como un mérito ni como un fracaso. [...] Rebelarse contra el hecho de haber nacido mujer le parece igual de necio que enorgullecerse de ello.Milan KunderaLa insoportable levedad del ser
Sabina es un arbusto o algo así... ¿no?
Hoy, en medio de un atasco mientras llovía, escuchaba en la radio que los fuertes vientos de Febrero han acabado con la vida de una sabina emblemática (además de arbusto también es un apreciado árbol) que alcanzaba los 19 metros de altura. Estaba catalogado como uno de los árboles singulares de España por Bosques sin Fronteras. Clasificación de aquellos que por su antigüedad, tamaño o experiencia merecen ser destacados. Tejos milenarios venerados por los celtas, castaños de más de 12 metros de perímetro, el árbol de Guernica, eucaliptos de 80 metros de altura...
Y entre la lluvia y las bocinas no dejaba de imaginarme esa sabina de 800 años, con tanta vida enraizada, rindiéndose cansada y abatida ante el viento impiadoso. Aguantando los azotes hasta que sus más de 5 metros diametrales de tronco deciden abandonar, resquebrajarse y romperse.
Hasta aquí hemos llegado. Y acompañado por el cielo gris, se hizo el mundo un poco más triste.
Algunos árboles singulares
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